Ashtanga Yoga es quizás la forma de hatha yoga más directa y clara que desarma por su simplicidad y eficacia. Porque lo más sencillo es lo más difícil de dominar: mirada, respiración, calma….mucha calma. Por eso puede que no sea para todo el mundo, es simplemente otra manera distinta de explorar el camino.
No es una metodología para andarse por las ramas. Es o no es. Es bucear en lo más profundo a través de mirada, respiración, asana, sin florituras. Estás preparado en mente y cuerpo (atención al orden de las palabras) o no. Y precisamente eso la hace ser muy amable y RESPETUOSA con tu proceso, con tu camino, contigo. No te va exigir ni dar nada para lo que no estés preparado. Somos nosotros los que nos apresuramos, los que pedimos, los que queremos más. Pero la metodología aquí no falla.
Como los chicos y chicas guapas, el Ashtanga deslumbra por lo de fuera, y eso hace que en muchas ocasiones se le despoje de contenido y no tengamos verdadero interés en averiguar qué es lo que mueve. Porque preferirnos quedarnos en su espectacular forma, en la belleza de la ejecución de las posturas. Ahora, indagar en el contenido interno, eso sí que requiere de valentía y arrojo. Bucear en lo más profundo, al desnudo, haciendo frente a todas y cada una de tus limitaciones, las físicas, pero sobre todo las mentales, para eso hay que ser valiente de verdad.
Es un camino que no puedes recorrer solo, y sólo acompañado de alguien que haya estado ahí, haciendo frente a su mundo interior y encontrando las herramientas para avanzar, puedes aventurarte con calma y seguridad en este fascinante proceso de reencuentro interno. La figura del maestro aquí, es fundamental.
La democratización del yoga tiene muchísimas ventajas, la primera, es que llegue a más gente. Ahora bien, también requiere de una gran capacidad de discernimiento.
Información:
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