“Shiva lleva en su frente la luna en su quinto día (panchami). Está ubicada cerca del tercer ojo y demuestra el poder del Soma (la ofrenda sacrificial, que representa a la Luna). Significa que Shiva posee el poder de la procreación junto con el poder de la destrucción.”…
Shiva, es el dios más poderoso del panteón hindú. Representa el aspecto del Ser Supremo que continuamente se disuelve para volver a crearse en proceso cíclico de creación, p`reservación, disolución y recreación del universo. Quizás el papel que mejor caracteriza a Shiva es el de transformador, ya que la filosofía hindú explica que todo lo que nace, muere, y todo lo que muere vuelve a nacer.
Como dice el indólogo Heinrich Zimmer en su famoso libro Mitos y símbolos de la India: “como luna creciente, Shiva es puro deleite y lo más auspicioso de ver, es promesa de vida y de fuerza vital, amable pero irresistible”.
La postura de Ardha Chandrasana o postura de la Media Luna como la que Shiva luce en su cabellera, evoca el crecimiento, la luminosidad y el poder transformador de las energías que generamos a través de la ejecución de las asanas. La media luna de Shiva se asocia también a los poderes de la mente que ha desarrollado el yogi en su etapa de introspección y calma mental.
Ardha Chandrasana es una postura de equilibrio que encierra una fuerza integradora. Nos muestra lo que supone tener unas raíces firmes desde las que es posible proyectarse hacia fuera y florecer hasta alcanzar el máximo potencial: autoconocimiento, transformación y crecimiento.
Cómo entrar:
Desde Trikonasana lleva la mano de arriba ala cadera y flexiona la pierna de delante dando un pequeño paso con el pie de atrás acortando la distancia entre los pies.
Coloca la mano de abajo en suelo unos 20 cms por delante del pie.
Busca un punto de atención en suelo con la mirada. La pierna de delante puede flexionarse ligeramente y la pierna de atrás se eleva hasta que quede en línea con la cadera y paralela al suelo. Estira ahora la pierna de delante.
Empieza a girar el pecho y la cadera hacia arriba hasta abrirlos por completo.
Eleva el brazo de la mano que está en la cadera para acentuar la apertura y el giro.
Dirige la mirada al hombro de arriba.
Mantener:
Mantén el rostro relajado evitando crear tensión.
El pie de apoyo está enraizado firmemente en el suelo.
Afianza tu centro de gravedad en torno a la respiración abdominal en el área del ombligo.
Beneficios:
Fortalece pies, tobillos y piernas.
Desarrolla el equilibrio físico, nervioso y emocional, proporcionando estabilidad mental.
Favorece la concentración.