Cómo hacer realidad tus propósitos

de año nuevo.

Los nuevos comienzos vienen acompañados de cierta sensación de vértigo. Por un lado podemos sentir nostalgia acerca de lo que vamos dejando atrás y por el otro inquietud y anticipación ante lo que tenemos por delante. 

Los propósitos así como las intenciones no tienen sentido si no van acompañadas de una acción consciente para materializarlas, o para desecharlas. Es muy posible que descubras que aquello que consideraste viable y adecuado en un principio no lo sea tras dedicarle la atención adecuada.

A continuación te muestro algunas pautas que puedes seguir para materializar tus propósitos o llevar a cabo tus intenciones:

•  ATENCIÓN: Dedícale el tiempo necesario a lo que quieres atraer a tu vida. Medita sobre ello, visualízalo, incorpóralo en tu vida aunque aún no ha llegado.
• ACCION: Ayuda a que suceda. Toma los pasos necesarios en la dirección de tu intención. Esto te ayudará a descubrir si es lo que verdaderamente quieres o necesitas o no. Estudia sobre ello, haz las llamadas necesarias, investiga, escribe,…. Pero es fundamental que lo hagas realidad en forma de pequeños gestos diarios.
• VALOR: Reúne la valentia interna que precisas para continuar.
• GRATITUD: De la misma forma que cada día realizas pequeñas acciones, dedica un tiempo cada día a dar gracias por aquello que tienes, por tu proceso, por tu camino.
• SENTIR: Pensarlo sin sentirlo no es suficiente para que se materialice. Aquello que persigues ha de hacerte “vibrar” de alguna forma.
• CLARIDAD: Se muy claro con lo que deseas. A veces confundimos el mapa con el territorio y esto puede emitir mensajes contradictorios. Nos emocionamos con aquello que representa el concepto (quiero ser profesor de yoga, quiero tener 20.000 followers en Instagram, las posibilidades son ilimitadas!) sin ser ni conscientes ni consecuentes de lo que supone o qué es lo que en realidad me mueve perseguir cierto objetivo.

Te sugiero que hagas una lista con las palabras de cada punto en MAYÚSCULAS y la pongas debajo de tu propósito o intención en un lugar visible. De forma sencilla tendrás presente lo que te mueve y cómo conducirlo; y de esta forma se convertirá en el faro que ilumina el camino hacia la dirección que estás dispuesto a tomar.