Si algo ha conseguido este año es agotar los adjetivos, con lo que no me voy a esforzar mucho ahí.
Si algo ha conseguido este año a base de ponernos patas arriba y nuestro mundo conocido del revés es obligarnos a vivir el momento presente como ningún otro. Algo que también consigue hacer el dolor. Y la gratitud.
Año de tormentas que algunos han navegado en yate, otros en barquitas renqueantes y puede que otros agarrándose a un tablón flotante, pero ha habido muchos naufragios. Demasiados.
Las crisis son catárticas. Te sacuden tanto que o te dejan más aturdido que antes o terminan de despertarte del todo. Te sepultan o te hacen brotar.
Puede haber dado la impresión de tener la obligación de aprender ciertas lecciones. De aprender de nuestros errores. Sin embargo la reflexión llega cuando llega y el aprendizaje también, así que no te preocupes si terminas el año mucho más confuso o perdido que antes. El tan repetido “crecemos fuera de nuestra zona de confort” puede que no te diga nada porque a kilómetros de tu zona de confort te sientes fatal, pensando que tú no has pedido “crecer” y que al fin y al cabo en la zona de confort tampoco se está tan mal.
En mi caso, la sensación que me trae este final del año es de una profunda conexión y unión. Hay una tendencia generalizada a pensar o sentir (pienso luego siento) que las cosas malas solo nos pasan a nosotros, que solo yo sufro en navasana y sin embargo, mirando un poco más allá, te darás cuenta de que las crisis suelen despertar el sentimiento de la compasión y de la empatía. Y eso nos une.
De la misma forma este año me ha regalado un significado más profundo, patente, tangible de la palabra Ahora. Recuerdo que cuando me preguntaban sobre planes allá por el mes de abril solía responder que el alcance de mi planificación a futuro llegaba como mucho hasta la hora de merendar de ese mismo día. Y la sensación es de alivio. Cuando solo te ocupas de lo que tienes delante en ese momento.
¿Propósitos para el 2021? ¿Intenciones? Mira a tu momento presente porque la forma en la que te relaciones con este momento determinará tu futuro. ¿Abundancia? Mira y aprecia la abundancia que te rodea, ¿Paz? Crea paz, ¿Trabajo? Toma una acción hoy ¿Amor? Se amor ¿Salud? Ocúpate de tu salud ahora
Eso y no te apegues demasiado a lo que no deja de cambiar. Porque lo único permanente es el cambio. Esa sí es una certeza.
Por cierto, el yoga es una buena herramienta que te puede ayudar en esto de sortear tormentas y atravesar crisis haciendo de estas cabezas una herramienta útil. Puede que este año te haya sepultado y que tu momento de darte cuenta no haya llegado aún, pero despertar es imperativo ; por encima de la tendencia mental a identificarnos con los dictados del ego o creernos que lo que pensamos es la realidad de las cosas. La práctica de yoga te ayuda a ser el observador de esas idas y venidas mentales sin hacerlas tuyas y desarrollar así la capacidad de cuestionar (te) desde la claridad, de actuar con integridad y de soltar lo que sea necesario. Eso sucede cuando somos capaces de ver más allá de ideas preconcebidas y predisposiciones arraigadas desde hace mucho tiempo. Y el ingrediente clave es uno: la compasión.
“Paso a paso, respiración a respiración, la posibilidad de despertar y volver a la realidad de quiénes somos y de qué hemos venido a hacer aquí está ahí. Cuando nos refugiamos en la profunda interconexión de la vida y en la libertad de abrazar la liberación de conceptos y construcciones mentales (nuestro ego), alimentamos la transformación. . Es aquí donde la luz resplandeciente del amor reside. “ When Love Comes to Light. Richard Freeman & Mary Taylor”
Feliz Presente
Seguimos creando conexión y presencia a través de los encuentros virtuales.